Un tranvia llamado deseo. Tenesse Williams


Yo también quise a alguien y luego le perdí. Era un niño, un niño, y yo era joven, muy joven. Cuando tenía dieciséis años lo descubrí, el amor. De repente y con toda su intensidad. Fue como iluminar con una luz cegadora algo que siempre ha estado en penumbra. Fue así como descubrí el mundo. Pero no tuve suerte. Y me sentí engañada.
Aquel chico era distinto, era nervioso, y tenía una amabilidad y una ternura que no suelen tener los hombres. Aunque no era afeminado, ni mucho menos, tenía algo… Se acercó a mí buscando ayuda, aunque no me di cuenta. No me di cuenta hasta después de casarnos.
Nos fugamos, pero luego volvimos ¡y me di cuenta que le había fallado de alguna forma misteriosa y no había sido capaz de facilitarle la ayuda que necesitaba pero no había sabido pedirme! Estaba atrapado en arenas movedizas y se aferró a mí… pero ¡yo no podía salvarle, yo me hundía con él! Sólo que no lo sabía. Yo no sabía nada: sólo que le quería hasta lo insoportable, aunque sin poder ayudarle a él ni poder ayudarme a mi misma. Entonces me di cuenta. De la peor manera posible. Entré por casualidad en una habitación en la que creía que no había nadie…creía que no había nadie pero había dos personas…el chico con el que me había casado y un hombre mayor con el que llevaba varios años.

Después fingimos que no había pasado nada. Sí, nos fuimos los tres al casino de Moon Lake. Habíamos bebido y no parábamos de reír. ¡Bailamos “La varsoviana”! Y de pronto, mientras estábamos en el casino, bailando, el chico con el que me había casado se apartó y se fue corriendo. ¡Después se oyó...un disparo! Salí corriendo, todo el mundo salió corriendo y se acercó a la orilla del lago. Y entonces alguien me copio por el brazo. < ¡No te acerques! ¡Vete! ¡Es mejor que no lo veas!> ¿Ver? ¿Ver qué? Y entonces oí voces que llamaban. < ¡Allan! ¡Allan! ¡El chico de los Gray! ¡Se ha metido el cañón del revólver en la boca y se ha pegado un tiro…! ¡La parte de atrás del cráneo... ha volado por los aires!>
Fue porque…en la pista de baile…no pude contenerme y le dije, de repente le dije: <  ¡Os he visto! ¡Lo sé! Me das asco…>
Y entonces el foco que había iluminado el mundo volvió a apagarse y, desde entonces, ni siquiera por un momento, ha habido luz más intensa que esta vela.

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